La magia de viajar
Si tuviera que describirme diría que soy trabajadora, sociable, foodie y viajera; soy una enamorada de los viajes, aunque no siempre dispongo del tiempo que me gustaría, cuando viajo y descubro nuevos lugares, culturas, comidas... soy especialmente feliz.
Nací en Zaragoza (España) en 1980, y el primer año ya lo cumplí lejos, en un pueblecito cerca de Foix (Francia), país que he visitado en varias ocasiones, descubriendo su capital y lugares más escondidos y con muchísimo encanto.
Mis viajes por Europa me han hecho conocer la riqueza y cultura de este continente, Italia tiene mucho que ofrecer, me perdería encantada por los canales de Venecia o por las callejuelas de Roma, ni que decir de los pueblos de Sicilia, dónde además se disfruta de una fantástica gastronomía.
Tampoco me puedo olvidar de la sobriedad de Alemania, Austria o el encanto de la desconocida Eslovaquia, tan diferentes a Grecia, con quien si compartimos más nuestro carácter mediterráneo, pero desde luego todos merecen una visita.
Ciudades como Londres también te atrapan y pasear por sus calles mojadas bajo ese cielo casi siempre gris se hace menos triste al descubrir la Abadía de Westminster o cualquiera de sus museos.
De Asia me quedo con Turquía y con los contrastes de Estambul, y que decir de la magia de las ruinas de Éfeso, un lugar para perderse.
De África con las ruinas de Cártago que recuerdan la grandeza de una potencia que llegó a rivalizar con el imperio romano.
Pero si un lugar me ha atrapado más que ningun otro ha sido México, el país americano que he visitado en más ocasiones y dónde sin duda volveré; su alegría, su sol y su cultura son únicas en el mundo, me siento como en casa cuando voy allí y aunque todavía me queda mucho por descubrir de este gran país, me quedo con la ciudad de la eterna primavera, Querétaro.